Dormir es una necesidad universal, pero la manera en que lo hacemos varía enormemente de un país a otro. Las costumbres de descanso reflejan no solo el clima y la arquitectura de cada región, sino también su historia, valores sociales, religión y estilo de vida. En este artículo, te llevamos por un recorrido cultural para descubrir cómo se duerme en algunos rincones del mundo… y te aseguramos que no todos lo hacen en una cama convencional.
Japón: disciplina, minimalismo y descanso público
Japón es uno de los países con una relación más peculiar y estructurada con el descanso. El estilo de vida nipón, marcado por la eficiencia y el respeto al espacio, se refleja también en la forma de dormir.
La mayoría de los japoneses duerme sobre futones tradicionales, colocados directamente sobre un tatami en el suelo. Esta forma de descanso minimalista permite aprovechar al máximo el espacio: el futón se pliega cada mañana y se guarda, dejando la habitación libre para otros usos. Además, se cree que dormir en una superficie firme es beneficioso para la postura y la salud de la columna.
Una de las prácticas más llamativas es el inemuri, o «estar durmiendo mientras se está presente». En Japón, echarse una siesta en público —en el metro, en una sala de espera o incluso en el trabajo— no solo está socialmente aceptado, sino que puede interpretarse como señal de compromiso y esfuerzo. No es pereza, es señal de que te esfuerzas tanto que hasta necesitas recargar en cualquier momento.
En ciudades como Tokio, con apartamentos muy pequeños, los espacios de descanso se optimizan al máximo. También han surgido negocios como las cápsulas para dormir (sleep pods), que ofrecen espacios mínimos para descansar brevemente durante el día.
Noruega, Suecia y Finlandia: bebés que duermen al aire libre y el arte del descanso natural
Los países escandinavos llevan su relación con la naturaleza también al ámbito del sueño. Una de las costumbres más sorprendentes para los visitantes es ver a bebés dormidos en sus cochecitos al aire libre, incluso en pleno invierno. En Noruega, Suecia y Finlandia, dejar a los pequeños dormir su siesta fuera de casa se considera algo normal e incluso recomendable.
Los bebés van bien abrigados y protegidos, pero se cree que el aire fresco ayuda a mejorar la calidad del sueño, refuerza su sistema inmunológico y reduce los riesgos de contagios. Es común ver filas de carritos de bebé frente a cafeterías o guarderías mientras los padres disfrutan de un café dentro.
Además, el diseño de interiores en estos países favorece entornos tranquilos y relajantes. La estética escandinava del hogar, con materiales naturales, luz tenue y pocos objetos, busca crear un ambiente que invite al descanso. Se practica mucho el “hygge” (Dinamarca) o “lagom” (Suecia), filosofías que promueven la armonía, el confort y el bienestar en la vida diaria.
Por la noche, la oscuridad invernal —con hasta 20 horas de noche en ciertas épocas— invita a rutinas tranquilas, donde el descanso se prioriza más que la actividad.
India, Emiratos Árabes y Marruecos: dormir según el clima, la religión y la familia
En India, el descanso se adapta a un entorno lleno de contrastes: clima extremo, vida familiar intensa y espiritualidad. En muchas casas rurales o tradicionales, la cama como tal no es el centro del dormitorio. Se duerme sobre colchonetas, mantas o esteras en el suelo, que se recogen por la mañana. Dormir en espacios compartidos es lo más común: abuelos, padres, hijos y hasta primos duermen juntos, reflejando el valor de la familia extendida.
El calor también moldea los hábitos de sueño. En las regiones más cálidas, es normal dormir una siesta a mitad del día y retrasar las actividades nocturnas hasta que las temperaturas bajan. Las terrazas o patios al aire libre se convierten en dormitorios improvisados durante el verano.
En los Emiratos Árabes Unidos y otros países árabes, el sueño se estructura en torno a los horarios religiosos. Durante el mes del Ramadán, las rutinas cambian completamente: se ayuna durante el día, se come y socializa al anochecer, y se duerme en fragmentos. El patrón de sueño polifásico (varios periodos de descanso al día) no es raro y responde tanto a motivos espirituales como a la adaptación al calor del desierto.
En Marruecos, las viviendas tradicionales (riads) están pensadas para la vida en comunidad. Los salones o «majlis», con sofás a ras de suelo, sirven de espacio para recibir visitas durante el día y se transforman en zona de descanso por la noche. Esta versatilidad refleja una concepción muy distinta del espacio y del sueño: más flexible, compartido y colectivo.
Dormir como reflejo cultural
Las costumbres del sueño nos dicen mucho sobre cómo vive cada sociedad. Desde la eficiencia silenciosa de Japón, pasando por la conexión con la naturaleza en Escandinavia, hasta la vida familiar y espiritual de la India o Marruecos, el descanso es una ventana a la identidad cultural de los pueblos.
Y aunque todos necesitamos dormir, la forma en que lo hacemos varía tanto como el idioma que hablamos o los alimentos que comemos. Tal vez, inspirarse en otras culturas nos ayude a mejorar también nuestra forma de descansar.